Voy a compartir cómo es mi evaluación habitualmente y después voy a reflexionar sobre este proceso en los centros en general.
Sigo aplicando la evaluación tradicional, ya que hacemos trabajos, pruebas escritas, se evalúa el trabajo del cuaderno y del portfolio de los alumnos. Del mismo modo, realizamos una evaluación continua a través del trabajo que realizamos en clase. Cada vez más, realizamos tareas en clase con el fin de ver qué posibles dudas hay y cómo trabajan los alumnos, por ejemplo cuando realizamos una redacción o trabajamos ejercicios sobre el tema propuesto en clase.
Para las pruebas escritas el sistema de evaluación es numérico, aunque cada vez más utilizo rúbricas como criterio para la evaluación del resto de tareas: presentaciones orales, redacciones, diálogos simulados o role play y para las tareas o proyectos. En este último caso, intento realizar un sistema de rúbricas que sea conciso y que se adapte a las diferentes fases del proyecto, la organización, la investigación, el desarrollo y la presentación del producto final, además de la difusión posterior.
Este sistema es más operativo a la larga, pero sobre todo más justo a la hora de calificar el trabajo de los alumnos, ya que hace hincapié en el proceso y no sólo en el resultado o producto final.
En los centros en general, creo que se está cambiando de un trabajo más individualista a uno más cooperativo, con lo que la evaluación también se modifica, pero el proceso es todavía lento y no hay un consenso por parte del profesorado para trabajar en una misma línea o un Proyecto Educativo de Centro que lo coordine. Si fuera así, el cambio sería más rápido y eficaz...
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